La clonación de plantas, un fascinante proceso que permite replicar genéticamente individuos idénticos, ha revolucionado la agricultura y la horticultura. Este método, utilizado para conservar y propagar especies deseables, se basa en la capacidad única de las plantas para regenerar nuevas células y tejidos a partir de fragmentos de su estructura original.
El primer paso crucial en el proceso de clonación es la selección de una planta madre sana y vigorosa. Este individuo actuará como la fuente de material genético para los clones. La fase de preparación de la planta madre implica cultivarla en condiciones controladas, asegurando un crecimiento robusto y libre de enfermedades. La duración de este período puede variar según la especie, pero es esencial para obtener explantes de alta calidad.
Una vez preparada la planta madre, se pasa a la fase de desinfección del material vegetal. Durante esta etapa, se extraen los fragmentos, conocidos como explantes, de la planta madre. Estos explantes pueden ser yemas vegetativas, trozos de hojas, porciones de raíces o semillas.
La desinfección es crucial para eliminar contaminantes externos, como hongos y bacterias. El material vegetal se sumerge en una solución desinfectante, comúnmente hipoclorito de sodio, seguido de enjuagues en agua esterilizada para mantener la asepsia.
Con los explantes desinfectados, se procede a la introducción del material in vitro. Los explantes se colocan en medios de cultivo estériles que contienen una mezcla precisa de sales minerales, vitaminas, reguladores de crecimiento, azúcar y agar. Este medio proporciona los nutrientes necesarios para iniciar la regeneración de nuevos tejidos vegetales. La elección de los componentes del medio de cultivo varía según la especie y la etapa del proceso de clonación.
En la fase de multiplicación de brotes, se espera que los explantes originen brotes con varias hojas. Las hormonas vegetales desempeñan un papel crucial en esta etapa. Las citoquininas, una clase de hormonas, estimulan la división celular, promoviendo la formación de nuevos brotes. Posteriormente, los brotes se subcultivan en nuevos medios, lo que aumenta el número de plantas.
La elección de un medio de enraizamiento es esencial para el desarrollo de raíces en los explantes. Las auxinas, otra clase de hormonas, son fundamentales en esta etapa. Algunas especies pueden enraizar directamente en el mismo medio de cultivo, mientras que otras requieren un medio específico sin reguladores de crecimiento. En este proceso, las hormonas vegetales son esenciales para dirigir el desarrollo de los explantes en cada etapa. Desde la citoquininas y las auxinas hasta otras como las giberelinas y el ácido abscísico, estas sustancias químicas regulan el crecimiento, la diferenciación celular y la respuesta a estímulos externos. La combinación precisa de estas hormonas en el medio de cultivo es fundamental para lograr una clonación exitosa.
Finalmente, la aclimatación de los explantes enraizados es crucial para adaptar las plantas a condiciones naturales. Durante esta etapa, se produce una transición gradual de las condiciones de laboratorio a un entorno más natural. Las plantas son sensibles a los cambios ambientales, y es fundamental ajustar la humedad, la luz y otros factores para garantizar su supervivencia.
Te compartimos algunas de nuestras referencias
Castillo, A. (2004). Propagación de plantas por cultivo in vitro: una biotecnología que nos acompaña hace mucho tiempo. INIA, Uruguay.
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