El cultivo in vitro de plantas, una técnica revolucionaria en la agricultura moderna ha transformado la forma en que entendemos y manipulamos el crecimiento vegetal. Esta metodología implica cultivar plantas en un ambiente artificial dentro de frascos, generalmente de vidrio, estableciendo condiciones de asepsia y controlando rigurosamente los factores que afectan su desarrollo. A través de los avances en las ciencias biológicas, especialmente en el último siglo, hemos logrado estudiar detalladamente las plantas a niveles celulares y moleculares, permitiendo la reproducción controlada de todos los factores que influyen en su crecimiento.
A principios del siglo pasado, el científico alemán Haberlandt postuló la hipótesis de la totipotencia celular en plantas, sosteniendo que estas podían regenerar su crecimiento a partir de células aisladas. Sin embargo, esta idea solo se pudo poner en práctica décadas después, con el descubrimiento de las hormonas vegetales en la década de 1950. Esta técnica, basada en la utilización de explantes (fragmentos de tejido vegetal), simplifica la realidad para reproducir de manera efectiva el crecimiento de las plantas en condiciones de laboratorio.
La micropropagación, también conocida como propagación clonal, destaca como una aplicación líder del cultivo in vitro. A partir de un fragmento de una planta madre, generalmente yemas vegetativas, se obtiene una descendencia uniforme de plantas genéticamente idénticas, denominadas clones. Este proceso se lleva a cabo en frascos de vidrio ubicados en cámaras de crecimiento con temperatura y luz controladas, junto con un medio de cultivo específico que incluye sales minerales, vitaminas, reguladores de crecimiento, azúcar y agar.
El proceso de micropropagación se divide en varias fases, desde la selección y preparación de la planta madre hasta la aclimatación de los explantes enraizados. La desinfección del material vegetal es crucial, y los explantes se introducen en medios de cultivo estériles para iniciar el ciclo de cultivo in vitro. Durante la multiplicación de brotes, se espera que los explantes originen nuevas yemas, que luego se subcultivan en nuevos medios para aumentar el número de plantas.
La fase de enraizamiento implica transferir los brotes a un medio libre de reguladores de crecimiento, permitiendo que desarrollen raíces. Finalmente, la aclimatación de los explantes enraizados es esencial para adaptar las plantas a condiciones naturales. Este proceso se realiza gradualmente, ya que las plantas cultivadas in vitro presentan diferencias anatómicas y fisiológicas con respecto a las plantas en condiciones naturales.
La micropropagación ha demostrado ser una herramienta valiosa en programas de mejora genética, acelerando la evaluación a campo y proporcionando material con condiciones de sanidad superiores. Además, la técnica ha encontrado aplicación en convenios de vinculación tecnológica con empresas e instituciones, contribuyendo al desarrollo de capacidades productivas utilizando biotecnologías en el ámbito viverista y semillerista.
Te compartimos algunas de nuestras referencias
Castillo, A. (2004). Propagación de plantas por cultivo in vitro: una biotecnología que nos acompaña hace mucho tiempo. INIA, Uruguay.
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