Los transgénicos son organismos vivos que han sido modificados genéticamente para incorporar una o más características nuevas o mejoradas. Esta tecnología se ha utilizado para desarrollar una amplia gama de productos, incluyendo cultivos, animales, medicamentos y productos industriales.
Los transgénicos han sido objeto de un intenso debate público, con partidarios y detractores que sostienen argumentos a favor y en contra de su uso. Uno de los principales argumentos en contra de los transgénicos es que son peligrosos para la salud humana y el medio ambiente. Sin embargo, la evidencia científica disponible no respalda este argumento.
El investigador que inició las afirmaciones sobre los peligros de los transgénicos fue Arpad Pusztai, un científico húngaro que trabajaba en el Rowett Research Institute de Escocia. En 1998, Pusztai publicó un estudio en el que afirmaba que las ratas alimentadas con una dieta de maíz transgénico resistente a los herbicidas tenían un sistema inmune debilitado y un mayor riesgo de desarrollar cáncer.
Sin embargo, el estudio de Pusztai fue ampliamente criticado por su falta de rigor científico. Los críticos señalaron que el estudio fue realizado con un pequeño número de ratas, que las ratas no fueron alimentadas con una dieta control adecuada, y que los resultados del estudio no fueron replicados por otros investigadores.
En 2009, el científico francés Gilles-Eric Seralini publicó un estudio en el que afirmaba que las ratas alimentadas con una dieta de maíz transgénico NK603, resistente a los herbicidas, tenían un mayor riesgo de desarrollar tumores y de morir prematuramente.
El estudio de Seralini fue ampliamente difundido por los medios de comunicación y generó una gran controversia. Sin embargo, el estudio fue criticado por su falta de rigor científico. Los críticos señalaron que el estudio fue realizado con un número muy pequeño de ratas, que las ratas fueron alimentadas con una dieta con un contenido de grasa muy alto, y que los resultados del estudio no fueron replicados por otros investigadores.
Los estudios de Seralini no son confiables por varias razones entre las que destacan el tamaño de la muestra, la dieta de las ratas y que los resultados de este estudio no han sido replicados por otros investigadores.
Los estudios fueron realizados con un número muy pequeño de ratas (20-25 por grupo), lo que reduce la fiabilidad de los resultados. Adicional a esto, las ratas fueron alimentadas con una dieta con un contenido de grasa muy alto, lo que podría haber contribuido al desarrollo de tumores.
La evidencia científica disponible no respalda las afirmaciones de que los transgénicos son peligrosos para la salud humana o el medio ambiente. Los estudios de Pusztai y Seralini, que son los estudios más citados por los detractores de los transgénicos, no son confiables por su falta de rigor científico.
Además de los estudios de Pusztai y Seralini, hay otros mitos comunes sobre los transgénicos que son importantes desmentir. Entre los mitos se destacan que los transgénicos son cancerígenos y podrían causar alergia. Sin embargo, no hay evidencia científica que respalde esta afirmación. De hecho, los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que los transgénicos no son más cancerígenos o alergénicos que los alimentos no transgénicos.
Es importante estar informados sobre los mitos sobre los transgénicos para poder tomar decisiones informadas sobre su consumo.
Te compartimos algunas de nuestras referencias
Zapata, F. (2017). TRANSGÉNICOS. Grandes beneficios, ausencia de daños y mitos. Comité de biotecnología. Academia mexicana de ciencias.
Antoniou, M. (2020). Transgénicos: mitos y verdades. Segunda edición. EarthOpenSource.
¿Que opinas? ¿Piensas algo diferente? ¿Tienes algo que aportar?
Escribenos! Nos encantaría leerte